A pocos kilómetros de Madrid, Torrelaguna nos ofrece una enorme riqueza monumental desde su Plaza Mayor hasta su muralla medieval y sus palacios renacentistas y neoclásicos.

Artículo de Jorge Rejón Díez *

MADRID, España.- El turismo en España, que hace tiempo que dejó de estar localizado únicamente en las costas, nos ofrece una alternativa cada día más demandada: las «escapadas» a lugares determinados, incluso durante las vacaciones de verano. En esta ocasión proponemos una localidad cercana a Madrid que, por lo general, es ajena las rutas turísticas convencionales: Torrelaguna.

A poco más de un medio centenar de kilómetros al norte de Madrid nos hallamos con una pequeña población que no esperaríamos encontrar en la comunidad madrileña. Primero porque al acercarnos a ella no nos reciben urbanizaciones de viviendas unifamiliares o infinitas rotondas. Sus casas bajas y su extensión moderada nos hacen pensar más que nos encontramos en cualquier localidad de la Castilla tradicional.

Al adentrarnos en sus calles, enseguida apreciamos los vestigios de su riqueza monumental, empezando por los restos de su antigua muralla medieval o los palacios renacentistas, o también neoclásicos, que han conseguido aguantar los embates del paso del tiempo a duras penas.

Torrelaguna

Pero, sin duda, lo que más llamará la atención del viajero será llegar a la plaza Mayor, tan propia de cualquier villa castellana, y toparse con su iglesia catedralicia, construida en la última etapa del gótico y llena de elementos renacentistas y barrocos. Su única torre, vigilante, solemne, de auténticas proporciones catedralicias, empequeñece al visitante.

Estos argumentos bien valdrían una visita, pero no son los únicos. Proponemos al viajero acercarse hasta Torrelaguna y descubrir también a su personaje más relevante, de gran relevancia en la historia de España.