Alberto Chávez, mexicano de 84 años, completó una carrera de diez kilómetros junto con Roberto Medel, otro ‘paisano’ suyo que vive en Madrid. Contactó con este corredor por medio de Carolina Hernández Ruiz, presidenta de Mexicanas en Madrid. Esta asociación se ha volcado, junto con el restaurante Mestizo, en atender a ‘Don Beto’ durante su corta estancia en la capital de España, que celebró la carrera Rock n’ Roll Madrid, que incluía las modalidades de maratón, media maratón y 10 kilómetros, con unos 35.000 corredores.

 

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MADRID, España.- Alberto Chávez había recorrido muchos kilómetros en bicicleta durante su juventud, pero su primer matrimonio, a los 17 años, truncó su vida deportiva. “Demasiado joven”, repite ‘Don Beto’.

Le sobraban veinte kilos y tenía más de 50 años de edad cuando retomó el deporte.

Este viaje a Madrid para correr nunca se habría producido si no hubiera escuchado la voz del hijo que lleva su mismo nombre y que lo animó a correr. Circunstancias de la vida y la geografía mexicana – uno en Michoacán y el otro en Veracruz – habían separado durante años a los betos, pero otras distintas los volvieron a unir durante muchos años.

 “A mi hijo le gustaba correr cuando tenía 14 años. Era una liebre”, recuerda este hombre de 84 años. Su hijo lo invitaba a correr pero él, con sus kilos de más, se negaba hasta que un día lo convenció para darle cuatro vueltas a la pista. No pudo correr al día siguiente por el dolor, pero al cabo de una semana repitió sin dolor esas cuatro vueltas y, al cabo del tiempo, consiguió darle las mismas 25 vueltas que su hijo para completar 10.000 metros.

Los veinte kilos se fueron con el deporte. Ahí está el destino. El hijo al que abandoné me puso en este camino. Estoy muy agradecido con él”, dice un Don Beto nostálgico.  Correr se ha convertido en la metáfora de su vida. Trabajó como conductor de autobuses durante más de treinta años, empezó desde abajo hasta alcanzar su meta de convertirse en conductor de autobuses de pasajeros: “siempre para arriba, siempre para adelante, nunca hacia atrás”, dice este michoacano que cree en el deporte como herramienta para alejarse de las drogas y de la “mala vida” como repite en sus entrevistas, donde recomienda también comer bien.

No sólo ha empleado la disciplina a la hora de correr hasta convertirse en un competitivo corredor veterano, sino también en su trabajo como conductor, en el que tenía que cuidarse, dormir y comer bien, y evitar el alcohol porque había vidas humanas bajo su responsabilidad.

Don Beto corredor

Don Beto asegura que ha corrido treinta maratones, más de 90 medias maratones y centenares de carreras de diez y de cinco kilómetros.

Su carrera comenzó en León, Zamora, Tijuana, Guadalajara, Monterrey, Toluca, la Ciudad de México y otras ciudades mexicanas.

“Hasta que un día me dije: si tengo pasaporte, ¿por qué no irme a Estados Unidos?”, dice al mostrar su primera Visa para entrar en ese país y recordar su primer maratón ahí, en 1997.

Me acuerdo de que me puse muy nervioso entre tantos güeritos con el himno de Estados Unidos. Pero después, cuál fue mi sorpresa, entonaron el himno mexicano. Fue como si me hubieran dado un rifle. Se me fueron los nervios.

Corrió después en Chicago, Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y otras ciudades. Después conquistó Canadá, donde conoció a una señora que entonces tenía más de 90 años y que, como él lo hace ahora, corría. Asegura Don Beto que Chayito, que ya murió, ha sido una fuente de inspiración.

Después pensó en brincar el charco. Corrió su primera carrera europea en Menorca. Ha corrido en Londres, en Madrid.

No me acortes la vida, responde cuando su esposa le dice que lo deje por miedo a que tenga una lesión o le pase algo. Ni estas palabras, ni los problemas de tensión que controla con medicamentos, ni las operaciones por problemas de columna y de rodillas han retirado a este corredor.

Lo mío es un caso insólito. Ni yo mismo me lo creo.

Lo inusual de su caso le ha conseguido apoyo económico de algunos representantes políticos y de algunas empresas. Al considerar que pone en alto el nombre de México, Don Beto solicitó una beca vitalicia al gobierno de México que está en revisión, y espera una mayor implicación de empresas y del gobierno para casos como el suyo, aunque asegura que lo que más disfruta de correr son los apapachos y las fotos, como si tuviera alma de artista.

Como le ocurre siempre que viaja a otras ciudades para correr, se ha sentido como en casa en Madrid, por lo que reconoce y agradece el esfuerzo de personas como Roberto, que corrió con él, de los dueños del restaurante Mestizo, con sede en Londres y en Madrid, y de asociaciones como Mexicanas en Madrid.

He llegado a muchas metas, pero me falta llegar a la meta final”, concluye Don Beto, que mira hacia arriba.


Fotos durante la carrera: Roberto Medel

Resto de imágenes: Carlos Miguélez Monroy