Fue a España como estudiante y volvió a México con los cimientos de Chiringuito Productions, la empresa de eventos que acaba de poner en marcha después de años de experiencia en festivales de gastronomía y de cine, y de una vida participativa en problemas sociales. No le resultó fácil hacer amigos españoles, le costó encontrar una vivienda adecuada para él y para su entonces pareja, pero Honorato Ortiz Arreygue considera positivas y llenas de aprendizajes sus vivencias al otro lado del charco.

MADRID, España.- No tenía salón (como en España se llama a la sala de los departamentos) ni espacios comunes la vivienda que Honorato Ortiz Arreyque y su pareja de entonces encontraron en Carabanchel cuando llegaron a Madrid en octubre del año pasado. Él estudiaría un Máster en producción de eventos durante los fines de semana y ella un MBA. Cuenta Ortiz que esa falta de espacio perjudicó su convivencia.

Como extranjero es muy complicado que te den un piso”, dice como primera advertencia a los mexicanos que quieren venir a España para “trabajar de lo que sea” mientras encuentran “algo de lo suyo”. Se refiere a las nóminas que piden los dueños de los departamentos, algo que no se puede conseguir sin un contrato de trabajo que además no suelen tener los estudiantes de másters y cursos de doctorado. Y se refiere a los dos o más meses de fianzaque piden para cubrir posibles desperfectos cuando los inquilinos decidan buscar otra vivienda o irse.

Por un precio similar podía haber encontrado algo en La Latina, mucho más cerca del centro, pero su llegada coincidió con la de miles de estudiantes universitarios. La reforma reciente de la vivienda los disuadió de extender el proceso de búsqueda de dónde vivir.

Advierte también a sus compatriotas con intenciones de venir a España a vivir.

Depende para qué vengan. Si vienen a trabajar es muy complicado”, cuenta este mexicano de Morelia, Michoacán, que en sus cinco meses de vida con un máster los fines de semana pudo conseguir unas prácticas no remuneradas.

Vida social y choque cultural

Ortiz, que no había viajado a Europa antes, habla de impacto cultural y de cambio drástico para referirse a su llegada a Madrid.

“Me costó mucho hacer amigos españoles al principio. Éramos dos mexicanos en un grupo de 22 personas en el máster. Como teníamos las clases los fines de semana, era complicado interactuar. A lo mejor es porque están fuera de su país, pero hice muchos amigos colombianos, ticos y de otros países latinoamericanos”, cuenta el empresario moreliano, que atribuye la dificultad para encontrar amigos españoles a aspectos culturales.

Estamos muy acostumbrados al apapacho, a que nos abran las puertas como nosotros las abrimos y acá no es tan fácil. Una vez que entras en un círculo, es más fácil. Cuando llega un extranjero a México, le abrimos la puerta, lo llevamos a todos lados, le presentamos a todo el mundo. Acá te tienes que buscar más la vida. Es una cuestión cultural.

A pesar de las dificultades de integración y de un desencuentro sentimental, habla de una experiencia de “gran crecimiento”.

“En lo profesional, aprendí mucho en el máster, pude hacer lo que vine a hacer. Me llevo la experiencia, un título de Europa y todo lo que aprendí”, dice. Entre lo más positivo de su experiencia destaca la libertad que sentía en las calles de Madrid a cualquier hora por la seguridad aunque, de forma paradójica, aquí sufrió el robo de su teléfono y su reloj por un descuido.

También asegura que disfrutó de la gastronomía española. Aunque muy diferente a la mexicana, la considera “una de las más completas del mundo”. Su vida ha estado vinculada a la comida desde su infancia.

“Me hacía comida mexicana cuando tenía antojos. Desde niño me metía a la cocina con mi mamá”, dice Ortiz.

Eventos: gastronomía y cine

Su amor por la comida y por el “rollo gastronómico”, junto con su experiencia en producción de eventos en una empresa y luego él por su cuenta, lo acercaron a Morelia en Boca, un prestigioso festival de gastronomía y vinos que promueve la gastronomía y los productos de Michoacán. Durante años trabajó en su producción.

“El festival nació con el nombramiento de la gastronomía de México como Patrimonio inmaterial de la Humanidad. El expediente que se presentó a la UNESCO tenía un apartado específico de la gastronomía michoacana, que en cada región tiene platillos típicos distintos”, dice Ortiz.

Cuenta el joven empresario que las cocineras tradicionales acuden al festival, donde ganan un dinero y se dan a conocer.

“En los últimos tres años hemos traído chefs internacionales con estrellas Michelín. Es un proyecto muy lindo que te permite ver las raíces que tiene en común la cocina mexicana con la de otros países de Latinoamérica”, dice Ortiz. Ese impulso de los chefs internacionales, combinado con el de la cocina tradicional, se combina con el impulso a productores de productos locales, entre los que destacan el limón, las fresas, los chiles habaneros morita, el café, las nieves tradicionales, el limón y el aguacate con el que se abastece el 90% del mercado de aguacate en Estados Unidos y en Europa. Esta demanda por la fiebre del aguacate ha provocado deforestación y cambios en los ecosistemas por las grandes cantidades de agua que necesita el árbol del aguacate para subsistir.

Honorato: de trabajador y activista a empresario

Los conocimientos adquiridos en su máster en España se suman a años de experiencia en la producción de festivales de gastronomía y de cine. Esto lo impulsó a la puesta en marcha de Chiringuito Productions, su empresa y la de su socia de producción de eventos basada en la Ciudad de México, aunque asegura que no dejará de apoyar Morelia en Boca y Feratum, un festival en Morelia de cine fantástico y de terror que produjo hace tan sólo unas semanas.

Conoció a su socia hace 15 años, cuando trabajaba en el ayuntamiento de Morelia.

“Teníamos una asociación de jóvenes que se llamaba Actúa. Organizábamos el congreso Qué rollo con México, implicado en temas sociales”, dice Ortiz. Cuenta que, cuando se vinculó a la política partidista, creó Jóvenes Crea, con la que impulsó el documental Cuanajillo: la historia sin agua, que ganó premio a mejor documental en el Festival Internacional de Cine de Morelia. El cortometraje cuenta la historia de una comunidad en Michoacán que, estando a dos kilómetros de una presa y a media hora de Morelia, no tenía agua potable.

Ortiz también participó en la Agenda de Desarrollo para Michoacán hacia el 2040, que la Fundación para el Desarrollo Integral de Michoacán desarrolló, con propuestas y líneas de acción a 30 años para mejoras en la vida del Estado.

Visión de México

El joven moreliano afirma que México tiene un reto importante con el cambio de gobierno aunque considera también que estas altas expectativas dificultarán en cumplimiento del cambio esperado en seis años, y teme que la mayoría del nuevo gobierno conlleve a decisiones sin consenso.

Este cambio de produjo más por el hartazgo de la gente, por lo que se ha vivido en México, que por la búsqueda de una respuesta renovadora. Es más un voto de castigo.

Ortiz señala como principales problemas la educación entendida sobre todo como carencias formativas de los maestros y como politización de la educación, junto con la creación de empleo.

Puente entre México y España

El tiempo libre que le dejaba entre semana su máster de fin de semana le permitió encontrar unas prácticas.

Como no tenía suficiente espacio en la habitación que alquilaba, descubrió con su pareja entonces el café del Google Campus Madrid, donde iban a estudiar. Dejó su CV y, cuatro meses después le llamaron para una entrevista con Jordi, uno de los fundadores de Bodyla, una startup para la creación de eventos deportivos que sirve como plataforma para sus organizadores.

Afirma que, enamorado del proyecto, organizó con ellos viajes de surf a Cantabria, a Cádiz, a Marruecos y a Portugal, aunque en Madrid también había diversos tipos de actividades.

“Se trataba de mover a la gente para que tuviera siempre algo que hacer. A mí me hicieron moverme”, dice, con la esperanza de que lo tengan en cuenta en una futura expansión para actividades de surf y de turismo en México, donde él ya estará bien asentado y desde donde podrá fortalecer el vínculo creado con España en aquellos meses de lucha y aprendizaje.


Fotos de Carlos Miguélez Monroy, de Morelia en Boca y de Feratum