“Nunca saber lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción”. Así les sucede a quienes eligen como deporte la escalada en roca, según la mexicana Liliana López Vallejo.

MADRID, España.- La escalada nos reta y pone a prueba nuestras capacidades no sólo físicas, sino también mentales. No es un deporte de competir, sino una oportunidad para superarse a uno mismo y, para algunos, para superar sus propios miedos. Tal vez resulte extraño decir que lo podemos llegar a pasar un poco mal porque como deporte nos exige un sacrificio extra, pero el resultado al final es de las experiencias mas satisfactorias que, al menos yo, he podido vivir.

Liliana López Vallejo

En algún momento comprendí que más que una pasión se convierte en un estilo de vida que además te invita a viajar, a conocer preciosos lugares naturales y disfrutar de inolvidables e increíbles vistas.

Una de mis primeras rutas de escalada fue en Las Ventanas, Parque Nacional El Chico, Hidalgo, México. En este precioso valle con peñas impresionantes se practica la escalada en roca entre otros deportes al aire libre. Mi lugar favorito, tal vez, porque ahí me inicié y fue testigo de momentos mágicos e importantes de mi vida.

Venía de hacer varías rutas en el mismo valle con diferentes grados de dificultad. Estaba ya un poco agotada y eran alrededor de las cinco o seis de la tarde cuando llegamos al sitio donde montaríamos el campamento para pasar esa noche. Justo ahí estaba una de las famosas peñas, a la que llaman “la botella”. No es muy alta y, a nivel técnico, se me quedo muy grabado que alguien dijo: “es algo así como 5.9 ¡es fácil!”. La ruta ya estaba armada y solo era cuestión de asegurarme, así que, ¿por qué no? Agotada y ya casi a punto de oscurecer. Me quede completamente a oscuras en medio de la peña, vaya, qué ni mi bonita Luna me quería ayudar porque alumbraba justo del lado contrario de donde yo iba subiendo. No veía hacia donde seguir, solo trataba de ir tocando con las manos esperando encontrar un buen agarre del cual sujetarme y después otro para colocar mis pies.

Empecé a sentir miedo y, a pesar de los ánimos que intentaba darme mi compañero, estaba yo a nada de tirar la toalla y soltarme para empezar a bajar. De pronto empecé a escuchar ya no una, sino varias voces que intentaban animarme a seguir al mismo tiempo que un montón de luces comenzaban a alumbrar mi ruta. Eran las lámparas de los campistas tratando de mostrarme el camino para poder culminar mi ascenso.

Cuando por fin lo logré estuve ahí unos 10 minutos, empezaba a hacer más viento y me tocaba hacer rapel para bajar, pero fueron 10 minutos maravillosos con la luna ahora si, frente a mi y para una inexperta cómo yo. Fue de las experiencias más preciosas e inolvidables.

A mí me enseñaron a escalar viviendo cada movimiento, disfrutando o sufriendo de cada decisión tomada para ir subiendo; al final, como la vida misma.

Tu compañero de cordada, siempre pendiente de ti, sosteniéndote, qué importante sentir esa seguridad, esa confianza que te permite relajarte un momento y disfrutar de tu alrededor. Importante es también que te dé la motivación para continuar con tu ruta, que no te permita rendirte sin importar la situación. Cuando nos toca asegurar debemos estar conscientes de que nuestro compañero en ascenso depende de nosotros no cabe ninguna distracción, tan sólo enfocarnos en su seguridad. Dar la cuerda suficiente para no entorpecer su ruta, o tensarla, si es necesario, para no dejarle caer y por el contrario cuando es tu turno de escalar, puedes sentirte tranquilo pues tu compañero te va a respaldar en todo momento, pues se forma un compromiso mutuo y forman un verdadero equipo.

Una de las cosas que me fascina de escalar en roca es que el tiempo es lo menos importante. En la roca te sientes libre y no importa si eres rápido o lento, no es una competición, no hay nadie a quien derrotar, sólo a nuestras propias limitaciones.

Escalar es un deporte para personas de cualquier edad, incluyendo a los más pequeños. Y en ellos estoy convencida, es mucho más fácil porque desde pequeños aprenden a escalar o, más que aprender, es una habilidad innata e instintiva, vemos a los bebés que lo hacen incluso antes de caminar. Ya entonces buscan la forma de subir para explorar el mundo que se abre a sus ojos, la flexibilidad de su cuerpo pequeñito y sus ganas de aprender.

Es un deporte en el que pueden conseguir, además de beneficios físicos, aquellos beneficios o habilidades que les ayudaran a desarrollarse a nivel personal.

Los niños desarrollan importantes valores como son el respeto, el trabajo en equipo, la colaboración, la empatía, la voluntad, la responsabilidad, entre muchos otros.

Al realizarse en un medio natural nuestros niños no sólo aprenden a disfrutar de la naturaleza, sino que desarrollan también una comprensión de lo que la misma les ofrece, creando en ellos un sentimiento de respeto por ese mundo que combina paz, energía, aventura, adrenalina, libertad; y aprenden que tienen parte de responsabilidad para conservar y cuidar de éste maravilloso medio.

Aprenden también sobre el respeto por las personas que les guían y les cuidan; a trabajar en equipo y sentir empatía por aquellos que les acompañan, por que ahora comparten experiencias y aventuras con el grupo del cual ahora se sienten parte; eso que muchas veces llega a convertirse en una pasión y después en un estilo de vida.

Y podemos hablar de muchos otros beneficios a nivel mental que la escalada en roca pueda desarrollar en niños y mejorar en adultos, como el alivio y control de estrés, trabajo de las habilidades motoras, del equilibro y concentración, desarrollo de la paciencia, mejora de las habilidades de escucha y comunicación, aprender a confiar en otros.

Un escalador está hecho de experiencias, se necesita entrenamiento, fuerza, pero también mucho razonamiento. La fortaleza en tus músculos te ayuda a tener mayor resistencia, la experiencia te ayuda a reconocer un agarre, un apoyo, y cada vez te es más fácil reconocerlos rápidamente; y el razonamiento te ayuda a no correr riesgos innecesarios, a planear tu ruta rápidamente, a usar la cabeza y tomar decisiones ante situaciones difíciles, tan frecuentes en la montaña como en la roca.


Escalar en roca

Liliana López Vallejo tiene un master en Marketing digital, es Licenciada en Relaciones Comerciales por el Instituto Politécnico Nacional de México, Actualmente estudia en Madrid, un master en Diseño Gráfico y Web. Es originaria del Estado de México, donde se ha desempeñado como Directora, Supervisora Comercial y Gerente de Marca en diversas empresas como Wella y Neways en México.

Actualmente es responsable de diseño en la Coordinación de Comunicación de Red Global MX, Capítulo España, Además de Integrante de la Comisión de Comunicación de la #RGMX Europa.