La incorporación inmediata de 200 profesionales de la salud extranjeros pone en valor el posible papel de los extranjeros en la sociedad española y la importancia de una sanidad pública que, aunque se mantiene como referente, ha sufrido un deterioro en años recientes por los recortes.

Análisis de Carlos Miguélez Monroy.

MADRID, España.- Doscientos profesionales de la salud extranjeros se incorporan al Sistema Nacional de Salud en España tras la decisión del gobierno de dar prioridad a los expedientes de autorización de residencia y trabajo para médicos y enfermeros de otros países que ya estén en suelo español. Esta medida responde a una emergencia sanitaria sin precedentes que, hasta hace tres días, había infectado de coronavirus a más de 5.400 profesionales de la salud.

Además de priorizar los necesarios permisos de residencia y trabajo para hacer realidad esta medida, el gobierno trabaja en la homologación de títulos y en el reconocimiento de competencias profesionalespara dar respuesta inmediata a la necesidad de estos perfiles en un momento de máxima exigencia y alta demanda.

Desde el viernes se han resuelto un total de 100 expedientes de homologación de títulos de médicospara poner en marcha esta medida urgente por medio de un protocolo de coordinación entre el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el Ministerio de Universidades y el Ministerio de Sanidad. Las últimas homologaciones se suman a otras 762 profesionales del ámbito sanitario desde principios de año.

Esta medida pone en valor el posible papel de los extranjeros en la sociedad española y la importancia de una sanidad pública debilitada por los recortes, que tienen como consecuencia a miles de profesionales de la salud emigrados y a un deterioro en unos servicios de salud bajo mínimos, como ha demostrado la emergencia por el coronavirus.

Extranjeros necesarios en tiempos de coronavirus

Foto del National Cancer Institute: Unsplash

Reforzar un sistema de salud debilitado tras el coronavirus

El coronavirus vuelve a dar voz a profesionales de la salud que, desde hacía meses, avisaban de la precariedad en su trabajo. Un creciente número de pacientes por atender con menos personal acorta el tiempo que se dedica a cada persona, lo que también incrementa los tiempos de espera para ser atendido por un especialista una vez que ha pasado por el médico de cabecera. Ocurre lo mismo con las listas de espera de personas que requieren intervenciones quirúrgicas. La jubilación de médicos de distintas especialidades sin que se abran plazas para sustituirlos agrava la situación.

No hay que esperar a que pase la pandemia para reabrir un necesario debate sobre el modelo de salud que necesita España en un escenario post-coronavirus. La importancia de unos servicios públicos de calidad con respiradores en buen estado, mascarillas para evitar contagios y otros materiales adecuados se impone como prioridad cuando, en medio de la pandemia, la sanidad privada ha recortado plantilla de forma indefinida. Como competencia autonómica, la sanidad pública ha sufrido más en Comunidades Autónomas como Madrid, que invierte cada vez más presupuesto en hospitales de gestión privada y dedica menos recursos a los servicios públicos.

Extranjeros necesarios en tiempos de coronavirus

Foto del Center for Disease Control (CDC): Unsplash

Coronavirus: el papel de los extranjeros en la sociedad española

El gobierno recurre a profesionales extranjeros en una situación de emergencia, pero cabría preguntarse cómo habría respondido España al coronavirus sin el éxodo de miles de profesionales de la salud en años recientes como consecuencia de los recortes y la falta de trabajo. Entre 2009 y 2019, el Consejo General de Enfermería (CGE) recibió 8.395 solicitudes de profesionales de enfermería que querían un certificado para poder ejercer en el extranjero.

Además de profesionales médicos cualificados, miles de extranjeros con otras cualificaciones pueden jugar un papel fundamental en la economía una vez que termine el estado de alarma y la gente pueda salir a la calle para encontrarse un panorama que se adivina desolador por el cierre de negocios y de gente sin trabajo.

Si pagan impuestos sobre el consumo, ¿por qué no debatir posibles fórmulas temporales para incorporarlos al mercado de trabajo, con su correspondiente aportación en impuestos directos que contribuyan al funcionamiento del país con un sistema público de calidad al servicio de derechos humanos fundamentales? Sin visados y permisos temporales no pueden trabajar. Si no pueden trabajar, su aportación a la economía se limita a los impuestos indirectos de sus compras y no se puede conseguir ningún tipo de integración y convivencia reales.

La necesidad de incorporar a los extranjeros en el frente contra la epidemia no sólo choca con las exigencias de Santiago Abascal, presidente de Vox, de exigir el cobro a los extranjeros por cuidados médicos relacionados con el coronavirus. También se da de bruces con todo el discurso de la ultraderecha en materia de sanidad, de servicios públicos, de impuestos y de inmigración.