Las políticas en España muestran una voluntad de olvidarse de la salud como derecho para convertirla en negocio, según sostiene el analista político Xavier Caño Tamayo en este texto en el que analiza el auge del sector privado en detrimento de la sanidad pública en España, que vive un proceso de deterioro por los recortes.

Por Xavier Caño Tamayo

MADRID, España.- Miles de médicos españoles han salido a la calle. Se han manifestado a las puertas de centros sanitarios públicos y hospitales en Málaga, Salamanca, Murcia, Madrid, Cuenca, Santiago para protestar por la penosa situación de la Atención Primaria de la sanidad pública. Convocados por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), los médicos han manifestado su hartura. Denuncian una escandalosa falta de personal, que los aboca a estar desbordados de trabajo con un salario que se reduce. Han reivindicado que se mejoren sus condiciones laborales, denuncian que la sanidad pública está cada año peor y piden más tiempo por paciente, pues no disponen ni de cinco minutos para visitar a cada uno. En las consultas hay más gente por el envejecimiento de la población y, desde hace años, no se reponen  los empleos sanitarios vacantes por jubilación. Hace unos días, los jefes de urgencias de Galicia pidieron al gobierno autonómico que atajara ya el colapso crónico de esos servicios. Por todo el país, la sobrecarga asistencial es cada vez mayor y las camillas se amontonan en los servicios de Urgencias.

Los médicos critican la precariedad en el empleo sanitario, con un 40% de médicos de la sanidad pública con contratos temporales, muchos por menos de 6 meses. Denuncian que en los últimos años se invierte menos en sanidad; si en 2009, la inversión pública era un 6,5% del PIB, en 2019 no llega al 6%, menos del 7% necesario que nos equipararía a la media de inversión en sanidad de los países de la Unión Europea de los 15.

El asalto de las multinacionales

Por otra parte, en tanto la sanidad pública se deteriora, la sanidad privada en España va viento en popa. Las clínicas privadas en 2016 ingresaron más de 6.000 millones de euros y las empresas sanitarias y aseguradoras de salud han obtenido un 16% más de beneficios que en ejercicios anteriores. Esa situación de vacas gordas de la sanidad privada sucede al mismo tiempo que las vacas flacas de la pública, porque la sanidad privada crece por el deterioro de la sanidad pública.

La consultora AON señala que una de las causas de de la pujanza del sector sanitario privado son las carencias que el sector sanitario público soporta desde que empezaron los recortes presupuestarios en sanidad en el Estado y en las comunidades autónomas, además de otras medidas restrictivas. El deterioro de la sanidad pública no es casual ni inocente: está en el origen del considerable crecimiento de la sanidad privada. El sistema público se deteriora cuando los gobiernos (central y autonómicos) invierten menos o mucho menos en la sanidad pública, porque ha habido en los gobiernos autonómicos de Madrid, Valencia o Galicia una innegable voluntad política de beneficiar a la sanidad privada. Según el Sistema de Cuentas de la Salud, el gasto público para atención sanitaria no creció sino que se rebajó en 2016 de 75.000 a 71.000 millones de euros.

Deterioro de la sanidad pública

El deterioro de la sanidad pública se concreta en Galicia, por ejemplo, en demasiados contratos temporales  de personal sanitario, contratos incluso para jornadas de dos horas. En 2018, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León condenó a la Junta por tener personal temporal en los mismos puestos durante ocho años cuando debían haberlos hecho fijos. Y, mientras las multinacionales sanitarias se enriquecen, no cesan los episodios y accidentes por desgaste y deterioro de las instalaciones sanitarias públicas. Por ejemplo, la  Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica  del hospital 12 de octubre de Madrid quedó anegada por un escape de agua. Varios  hospitales de la región de Madrid han tenido problemas tras lluvias intensas por desprendimiento de techos por falta del adecuado mantenimiento. Es el Hospital Ramón y Cajal de Madrid se tuvo que inhabilitar el servicio de TAC de Urgencias al desplomarse el techo por la rotura de una tubería con la consiguiente inundación. Y no son los únicos casos.

El Movimiento Asambleario de Trabajadores de Sanidad (MATS) ha denunciado que hubo también filtraciones de agua en las salas de Cardiología y Neonatos del hospital de La Paz y denunció que caía agua como si hubiera una fuente en las consultas externas y en los vestuarios de los trabajadores de ese hospital. Hace un mes se desprendió el techo en el hospital Clínico San Carlos. El MATS asegura que la frecuencia de esos incidentes es por la reducción desmesurada de personal de mantenimiento en todos los hospitales. También el Consejo General de Colegios de Médicos ha denunciado el abandono de la atención primaria en España, ha solicitado que se aumenten las plazas de varias especialidades y pide que el presupuesto sanitario sea un 7 % del PIB, como mínimo.

Beneficio de la sanidad privada a costa del deterioro de la pública

Por contra, a las empresas de sanidad privada les ha ido de perlas con los recortes perpetrados en la sanidad pública. Mientras el sistema público de salud se deteriora, crece la sanidad privada por los beneficios de las empresas aseguradoras en sanidad y los conciertos de las empresas sanitarias con los gobiernos autonómicos que son un filón.

El sector sanitario está dominado por grandes grupos privados que se reparten tres cuartas partes del pastel de la sanidad privada: Quironsalud, la británica BUPA, Sanitas, la estadounidense Centene, Ribera Salud y Clínica de Navarra. La salud como negocio (pues así lo consideran) está cada vez más en menos manos privadas.

La Ley General de Sanidad  de 1986 se aprobó por una sólida voluntad política para construir nuevos y modernos hospitales públicos, crear centenares de Centros de Salud, proporcionar mejor formación al personal sanitario de todas las categorías y usar las nuevas tecnologías para construir uno de los mejores sistemas sanitarios existentes. El Sistema Nacional de Salud de Atención Primaria  y Atención Hospitalaria han contribuido indiscutiblemente todos estos años a mejorar la vida de la ciudadanía en España. Hasta que se impusieron las políticas de austeridad, exigidas por  la Unión Europea, pretendidamente para afrontar la crisis que estalló en 2008, pero con una clara voluntad de privatizar los servicios esenciales como la sanidad. Por eso desde hace unos años la sanidad pública en España está en riesgo en beneficio de la privada. Las políticas del Partido Popular en el gobierno central hasta 2018 y en las seis comunidades autónomas donde gobiernan (Madrid, Castilla y León, Valencia, Galicia, Murcia y la Rioja) pretenden, sin disimulo alguno, olvidarse de la salud como derecho para convertirla en negocio.