“Para afrontar el problema de los refugiados y de la inmigración irregular se precisa una talla moral, política e intelectual de la que parecen carecer desde hace tiempo los dirigentes de la vieja y patética Europa”.

Por Xavier Caño Tamayo

Hace unos días hubo en Salzburgo una cumbre de la Unión Europea (UE) sobre refugiados e inmigrantes. La cumbre en Austria no ha resuelto nada, pero sí ha constatado que los estados miembros de la UE están de acuerdo en muy pocas cuestiones sobre la crisis migratoria y sobre cómo afrontarla.

Como gran solución, se dijo en Salzburgo que la UE ha de conseguir la colaboración de Egipto, Túnez, Marruecos y Libia para llegar a “acuerdos y convenios como los de Turquía”. Lo que es seguir con una política de campos de concentración y deportaciones que no ha funcionado más que para violar sistemáticamente los derechos humanos de miles de inmigrantes y refugiados. Así se comprueba día tras día en los campos de concentración de la isla griega de Lesbos, entre otros. Es tan penosa la situación ahí que incluso se habla de suicidios de menores.

Trasladar el problema del Mediterráneo, de sus playas del sur, al norte de África, para frenar en esa zona la migración irregular a Europa, no resuelve la crisis migratoria. Perjudica a los miles de migrantes y refugiados que irían parar a las autoritarias manos de países tan poco fiables como Libia, Egipto y Marruecos, nada acostumbrados a respetar los derechos humanos.  Además se ha propuesto otro dislate: cambiar la ubicación de los campamentos de Naciones Unidas en Medio Oriente, lo que no es más que pasar el problema a otros lugares sin resolverlo. Crear uno o varios campos de refugiados y migrantes fuera de la UE no resuelve nada. Es como barrer y echar lo barrido debajo de la alfombra: la porquería sigue ahí aunque se vea menos o no se vea.

Una policía de fronteras al estilo estadounidense

Tampoco ha habido acuerdo positivo alguno sobre el Frontex, la Agencia Europea de Guardia de Fronteras y Costas. Pero Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, sí sabe lo que quiere hacer y la Comisión ha propuesto aumentar los miembros de Frontex hasta 10.000 efectivos para convertirla en una fuerza policial con más dinero, más poder y autonomía.

¿Un cuerpo cómo la ‘migra’, la policía de fronteras en la divisoria de Estados Unidos con México? Pero la UE no puede obligar a ningún país a aceptar esa guardia fronteriza y Hungría, Italia y Grecia ya han manifestado su desacuerdo porque lo ven como una pérdida de su propia soberanía; tal vez porque prefieran ser ellos quienes repriman a sus inmigrantes irregulares como ya hacen Macedonia y Bulgaria. Una policía fronteriza no es la solución.

Tampoco hubo acuerdo en Salzburgo sobre la redistribución de refugiados entre los estados de la UE. Al respecto en España somos tan peculiares que de los poco más de 19.000 solicitantes de asilo que el gobierno de Rajoy se comprometió a acoger apenas se han aceptado 2.500 y por eso el Tribunal Supremo ha hecho que España sea el primer estado de la UE condenado por incumplir la acogida de solicitantes de asilo dictada en 2015 por las autoridades comunitarias.

La Comisión Europea también propone “solidaridad flexible”; es decir, cada estado hace lo que le dé la gana sobre refugiados y otros migrantes y los países que no acepten refugiados, como Hungría o Polonia, han de dar dinero o aportar funcionarios para las fronteras. Esa parece ser la “flexibilidad”.

La cumbre de Salzburgo sirvió para comprobar la incapacidad de la UE ante la llamada crisis migratoria. La Comisión, sin embargo, ha sido más clara, aunque no más acertada. En realidad muy desacertada porque su solución es crear la citada policía de fronteras y poco más, salvo la propuesta de Juncker de “acelerar el retorno de los inmigrantes irregulares”.

Expulsar a quienes buscan empleo

La Comisión también quiere resolver las reclamaciones de asilo político en países de primera línea, como España, pero no dice cómo y deja muy claro que no pueden ser aceptados como solicitantes de asilo los migrantes en busca de empleo- Éstos han de regresar a sus países. La prioridad no es rescatar migrantes sino proteger la frontera sur, agilizar los procedimientos de asilo y expulsar a quienes vengan a Europa a buscar trabajo. Y, para que los países de donde proceden los migrantes acepten a los rechazados, habrá que darles algo a cambio y por eso la propuesta de Juncker contiene un paquete importante de ayuda económica a África, aunque su equipo reconoce que hasta ahora los resultados no están a la altura del dinero invertido.

No llega dinero suficiente para inversiones que creen empleo, según un portavoz de la Comisión, y “debería concretarse una inversión europea que genere un número determinado de empleos en África”. Mandatarios y euroburócratasestán convencidos de que si hay más puestos de trabajo en los países africanos sus habitantes no querrán viajar a Europa. Relación causa-efecto que no se ha demostrado nunca, porque, para empezar, nunca está claro si los migrantes buscan solo empleo o también escapan de amenazas de violencia.

Inmigrantes africanos necesarios

A la vista de las medidas de retroceso y represión ante la crisis migratoria, sorprende que Juncker, presidente de la Comisión Europea, dijera hace pocos meses que Europa está económicamente perdida si no recibe a millones de inmigrantes africanos en los próximos años y abogaba por abrir nuevos caminos entre África y Europa. ¿Cuál es el problema si se necesitan tantos inmigrantes para trabajar según Juncker? ¿Incompetencia? ¿Racismo de la clase política europea? Cuesta entenderlo.

Si concretamos la cuestión migratoria en el reino de España, según la ONU necesitará 12 millones de inmigrantes en las tres próximas décadas, si quiere disponer de la fuerza de trabajo necesaria para desarrollar una economía próspera. O, lo que es igual, tendrá que recibir 140.000 inmigrantes al año, la mayoría de África. Porque Europa envejece y pierde trabajadores.

¿Cómo se explica entonces que los países que forman la UE sean incapaces de abrir vías para acoger a los necesarios inmigrantes, pero dedican mucho esfuerzo y dinero en expulsar y reprimirlos?

Visto lo que hace y omite la Unión Europea ante migrantes y refugiados, viene a la memoria lo dicho por un periodista del New York Times en el filme Gandhi,alinformar de la lluvia de palos con que la policía machacaba a varones indios en una protesta pacífica. Concluía ese corresponsal ante la tromba de palos y malos tratos a ciudadanos no violentos que “cualquier ascendencia moral que pudiera haber tenido Occidente, se ha perdido aquí”. Pues lo mismo sucede a este cronista: ve a una Europa que pierde toda su estatura moral y deserta de ser la tierra donde se respetan los derechos humanos.

Para afrontar el problema de los refugiados y de la inmigración irregular se precisa una talla moral, política e intelectual de la que parecen carecer desde hace tiempo los dirigentes de la vieja y patética Europa.


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