Tres casos de sarampión han sido detectados en la CDMX en las últimas semanas.  La OMS recomienda la vacunación sistemática de niños y niñas.

En las últimas semanas, el SINAVE (Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica) reportó 3 casos de sarampión en la Ciudad de México, que fueron posteriormente confirmados por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológico (InDRE) y en este momento ya se encuentran asintomáticos. Los tres casos confirmados, están asociados a la importación, es decir, a una persona de procedencia extranjera. ¿Pero qué es exactamente el sarampión, y por qué ha hecho saltar las alarmas?

El sarampión, del que se ha hablado mucho estos días, es una enfermedad infecciosa de origen vírico, causada por un virus de la familia paramixoviridae. El contagio se produce tanto por contacto directo como por el aire (al toser o hablar), y la persona puede encontrarse ya enferma o ser portadora. Se manifiesta con manchas de color rojizo en la piel, que generalmente comienzan en la cara y se extienden hacia el cuello, el tronco y las extremidades, fiebre y debilidad.

El principal problema está relacionado con las complicaciones, encontrándonos con problemas auditivos, neumonía o encefalitis (inflamación del encéfalo), problemas en el desarrollo mental, e incluso la muerte del enfermo. Los niños pequeños no vacunados son quienes constituyen el grupo de mayor riesgo a la hora de sufrir el sarampión y sus complicaciones. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un importante grupo de riesgo. Sin embargo, puede infectarse cualquier persona que no esté inmunizada (es decir, que no haya sido vacunada y no haya sufrido la enfermedad).

No existe un tratamiento antivírico específico para esta enfermedad. Se suelen aplicar antitérmicos para combatir la fiebre y antibióticos para las complicaciones secundarias (neumonía o infecciones oculares). Se recomienda una buena nutrición, una ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con las soluciones de rehidratación oral recomendadas por la OMS (para reponer los líquidos y otros elementos esenciales que se pierdan con la diarrea o los vómitos).

Como medidas para reducir la mortalidad y combatir al sarampión, la OMS (Organización Mundial de la Salud), propone la vacunación sistemática de los niños y niñas, así como la inmunización en países que presenten altas tasas de la enfermedad. La vacuna frente al sarampión, se lleva aplicando más de 50 años, y su coste no supera un dólar.

En 2016, aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió, a través de los servicios de salud habituales, una dosis de vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. En México encontramos que el esquema de vacunación es de una primera dosis a los 12 meses y un refuerzo (segunda dosis) a los 6 años, con el fin de asegurar la correcta inmunización del niño. En el año 2016, México presentaba un 96 % de los niños de un año que habían recibido la primera dosis, según datos de la OMS.

A pesar de las grandes campañas de vacunación, el sarampión sigue siendo una enfermedad común en muchas regiones del mundo, incluyendo ciertas áreas de Europa, Asia, África y la región del Pacífico. Aproximadamente, cada año se notifican 36 casos por cada millón de habitantes en el mundo. De éstos, más de 134 mil individuos mueren como consecuencia de la enfermedad. Gracias a la vacunación se estima que entre 2000 y 2016 la vacuna contra el sarampión evitó más de 20 millones de muertes.