Las casas colgadas le dan a Cuenca gran parte de la fama que tiene, pero ofrece historia, vistas espectaculares, calles laberínticas y llenas de color, una amplia plaza mayor, una imponente catedral, varios museos y lugares donde probar una buena comida típica manchega.

“Te voy a poner mirando a Cuenca”. No tardé mucho en entender el significado de este vulgarismo español por las risas pícaras, las miradas y el contexto en que se dice. Sirve de advertencia a una posible pareja sexual de la postura que le espera en la cama o donde se vaya a realizar el acto. Si se traza una línea desde Madrid, Cuenca está en la misma dirección que La Meca, hacia donde rezan los musulmanes. Otra teoría menos extendida sobre el origen de este vulgarismo se refiere al rey Felipe el Hermoso, un mujeriego. Para escabullirse con alguna mujer al observador astronómico que tenía en una torre, sólo tenía que decirle a la reina, Juana la Loca: “Subo con la dama al observatorio, que la voy a poner mirando para Cuenca”.

Hasta hace unas semanas, mi conocimiento de Cuenca se limitaba a la curiosidad que despertaba en mí el origen de ese dicho. Mi llegada a esta ciudad de Castilla la Mancha fue circunstancial: los trenes a Navacerrada para ir a esquiar estaban agotados por el cielo despejado y el sol tras varios días de nevada en la sierra de Madrid. No quisimos arriesgarnos a ir en coche y no encontrar dónde dejarlo así que, entre los destinos cercanos a Madrid que me quedaban por conocer estaba Cuenca, a 160 – 190 kilómetros de la capital, dependiendo de la ruta elegida. La más corta es por la A3.

Cuenca: más allá de las casas colgadas

Las casas colgadas le dan a Cuenca gran parte de la fama que tiene, pero ofrece mucho más al visitante: vistas espectaculares hacia distintos paisajes desde el Cerro del Socorro o desde otros puntos que rodean la ciudad, calles laberínticas por el colorido Barrio de San Martín, una amplia plaza mayor, una imponente catedral del año 1183 y considerada Monumento Nacional, varios museos y lugares donde probar una buena comida típica manchega. En nuestra escapada de un día nos dejamos perder sobre todo por las calles y distintos senderos a orillas del río Júcar, pero entramos en el Espacio Torner y comimos en el Restaurante Pícaro, que nos ofreció un menú del día con varias opciones. Disfrutamos de buena comida a un precio aceptable.

Espacio Torner

El Espacio Torner, situado en la antigua iglesia de San Pablo, muestra de forma permanente 40 pinturas y esculturas de Gustavo Torner, en su mayoría procedentes del Museo Centro Nacional de Arte Contemporáneo Reina Sofía, al que el artista donó unas 600 obras.

Patrimonio histórico y cultural de Cuenca

Cuenca nació como fortaleza en la Edad Media pero su primer origen se remonta al primitivo castillo musulmán. Tras su conquista por el Rey Alfonso VIII en el año 1177, la ciudad se desarrolló sobre una topografía inverosímil. De ciudad fortaleza se convirtió en un gran centro de poder político y económico de la Baja Edad Media. Más adelante pasó de ciudad nobiliaria en ciudad clerical en los siglos XVII y XVIII.

La difícil situación geográfica le restó importancia como centro económico y residencial a partir del siglo XIX, aunque ha sabido mantener su legado histórico y cultural, reflejado en su presencia en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.


Imágenes de Carlos Miguélez Monroy