“Andalucía registra el nivel más alto de desempleo de España, con la segunda menor renta per cápita del país, a pesar de tener una de las industrias agropecuaria y turística más potentes”, dice el historiador Fernando J. Padilla en este artículo sobre el derrumbe del PSOE en la región y el ascenso de VOX. Añade: “si la izquierda se derrumba en Andalucía, ¿qué puede ocurrir cuando se consulte a todos los españoles?”

Por Fernando J. Padilla.

El viento político de España sopla hacia la derecha, más conservadora que liberal. Y lo hace de un modo reactivo. Es lo que muestra el resultado de los comicios al parlamento autonómico andaluz, celebrados hace unos días. La trascendencia política a nivel nacional de una votación de ámbito regional no sólo se debe al evidente peso de Andalucía en el conjunto de España. En ella vive uno de cada seis españoles, es la segunda región en extensión del país, y algunas de sus expresiones culturales se han convertido en iconos del país.

La trascendencia de estos comicios se debe más al derrumbe electoral del PSOE, que ha gobernado la región desde la instauración de la autonomía en 1982, y al auge de la derecha, en especial por la irrupción del conservadurismo sin complejos de Vox. Respecto a las anteriores votaciones autonómicas de 2015, la izquierda representada por los socialistas y Adelante Andalucía, la marca regional de Podemos, ha perdido 680.000 votos. La derecha representada por Ciudadanos, Partido Popular y Vox ha ganado 350.000. A pesar de haber ganado con casi un 28% del voto, los socialistas han perdido la partida política al ver perdida, muy probablemente, la Junta de Andalucía. El PSOE, tan solo unos meses después de haber llegado al Gobierno de España, recibe un fuerte golpe con un vuelco electoral que anuncia el fin del control hegemónico de Andalucía, su tradicional semillero de votos y escaños.

El derrumbe electoral de las izquierdas no se explica por el hastío del endémico clientelismo político y la corrupción de los 36 años de gobierno socialista, que ha sido incapaz de sacar a Andalucía de los últimos lugares del desarrollo en España. Después de casi cuarenta años, Andalucía sigue registrando el nivel más alto de desempleo de España, con la segunda menor renta per cápita del país, a pesar de tener una de las industrias agropecuaria y turística más potentes. Ni siquiera los 100.000 millones de euros recibidos de fondos europeos desde 1986 han sido capaces de sacar a Andalucía de su estado de postración. Es la consecuencia lógica de sacrificar la creación de empleo en aras del fomento de un enorme capital político de voto cautivo regado con fondos públicos. Algo similar a lo que se anuncia en México.

Sin embargo, este no ha sido el motivo del vuelto electoral en Andalucía. La funámbula gestión de la explosiva situación política en España por parte del PSOE de Pedro Sánchez ha llevado a miles de sus votantes a abstenerse, mientras que ha movilizado al voto liberal y conservador. Con la resaca de la sedición en Cataluña todavía sobre la mesa, haberse aupado al poder gracias a los votos de los independentistas catalanes y de los que jamás han condenado el terrorismo de ETA se paga en las urnas. Apoyarse en los escaños de un partido, Podemos, que quiere regresar a 1936, negando el derecho a existir de más de media España, también. Las hipotecas del PSOE de Pedro Sánchez a estos apoyos han sido el principal factor de abstención y movilización contra el gobierno socialista en Andalucía.

Los tiempos políticos en España se están acortando, y el margen de reacción por parte del PSOE de Pedro Sánchez se reduce. El juicio a los líderes separatistas catalanes se acerca, mientras la calle se calienta. En mayo habrá elecciones municipales y europeas, y se habla de octubre de 2019 como posible fecha para la celebración de las generales. Si la izquierda se derrumba en Andalucía, baluarte del socialismo desde la muerte de Franco, ¿qué puede ocurrir cuando se consulte a todos los españoles?