Cristóbal Ascencio García, obispo de la Diócesis de esta región, pide que denuncien a las autoridades federales, estatales y municipales la violencia cotidiana de su pueblo, en la Tierra Caliente.

 

APATZINGÁN (Michoacán), México.- En un comunicado, Cristóbal Ascencio García, obispo de la Diócesis de esta región, afirmó: “Ante la situación de violencia que se hace presente de diferentes formas en nuestra tierra caliente, como Pastor de esta amada Diócesis de Apatzingán, nuevamente me veo en la necesidad de levantar la voz para denunciar esta realidad que lacera la vida de todos los días, lastimando a nuestra sociedad, a las familias y a cada persona en las raíces más profundas de su dignidad de hijos de Dios y de hermanos”.

Denuncia la máquina destructora de la paz que sigue actuando.

“Son conocidos por todos nosotros, los eventos de violencia que se han constatado en algunos de nuestros municipios. Uno de los más lamentables ha sido el de San José de Chila, Municipio de Apatzingán. Esta comunidad fue víctima de violentos enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. Las instalaciones del Templo y Casa Parroquial fueron escenario del enfrentamiento de estos grupos contrarios dejando las huellas de la violencia en todo el edificio de dicha Parroquia, además del saqueo del que fue objeto”, dijo el prelado.

Añade el Monseñor que la violencia ha continuado tras los sucesos señalados, y que los enfrentamientos causan pánico y desplazamientos con todas sus consecuencias para familias y comunidades.

“Creo que estos delitos y pecados, que claman al cielo y no son escuchados con frecuencia por quienes deberían procurar seguridad, deben ser denunciados, como dice el profeta Isaías: ‘Clama voz en cuello y que nadie te detenga. Alza la voz como trompeta. Denuncia a mi Pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados’”, dijo el obispo.

Aclaró que el Profeta hablaba al pueblo para crear conciencia de las situaciones que estaban viviendo, provocadas en buena medida, por alejarse de los mandamientos divinos y es un llamado de parte de Dios a que cada uno asuma su responsabilidad, como ciudadano, pero sobre todo, a quienes son responsables de cuidar la seguridad de la comunidad. 

Recordemos que Dios es Dios de vida y no de muerte y que ha venido a habitar entre nosotros para destruir el pecado y la muerte que eclipsan nuestro ser persona e hijos de Dios, nos hacen enfrentarnos, lastimarnos y también ignorarnos.

Continuó en su llamamiento a las autoridades, que tienen como tarea primordial procurar las condiciones de seguridad, a poner todo el empeño y los medios necesarios para garantizar unas condiciones de seguridad y de paz en Tierra Caliente.

“Estamos terminando la Cuaresma, este tiempo de gracia en que se nos invita a la conversión, a la transformación de nuestra vida y de nuestra manera de vivir en comunidad, en sociedad; dejémonos reconciliar por el amor de Dios y pidamos por aquellos que siguen provocando violencia y muerte. Hago votos para que cada uno, en el ámbito de su competencia, hagamos todo lo necesario para contribuir al bien común de nuestra sociedad”, dijo el prelado.

La denuncia se produce tras las balaceras entre grupos del crimen organizado que operan en la zona por el control del trasiego de las drogas y las ejecuciones, secuestros, robos, control de la producción en una zona inmensamente rica donde los grupos que mantienen en su regazo a Tierra Caliente deciden qué día se trabaja y qué día no.