Las mujeres encontraron una fuerte resistencia y una gran cantidad de obstáculos hasta conquistar su derecho a votar y a participar en política, como nos muestra la autora de esté artículo de análisis en este recorrido por los años, con especial énfasis en México y en España.

Análisis de Ángeles Garrido.

MADRID, España.- Las mujeres damos por hecho nuestro derecho al voto, algo que podemos hacer en casi todo el mundo. En muchos lugares la mujer no participa en lo público, pero el único estado en que las mujeres no tienen voz y voto es El Vaticano, donde las decisiones y la sucesión del poder la deciden los cardenales varones.

Las primeras mujeres que pudieron votar conquistaron su derecho de manera accidental en el Estado de Nueva Jersey, entre los años 1776 y 1804. Una imprecisión gramatical reconocía el derecho a votar a todas las personas, sin especificar que sólo los hombres podían votar. El “error” se corrigió una vez detectado y se perdió así la primera oportunidad de igualdad política.  El camino hasta lograr el sufragio para las mujeres fue largo y duro.

Homenaje a Clara Campoamor: imagen del video del Colegio de abogados

La lucha por el voto femenino

Desde el siglo XVIII hay documentos y declaraciones que defienden los derechos de la mujer. Pero con el primer documento que hizo referencia al sufragio femenino fue la Declaración de Séneca Falls en Estados Unidos en el año 1848. Este documento fue el fruto de la primera convención sobre los derechos de la mujer en Estados Unidos, organizada por Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton. Este documento está basado en la Declaración de Independencia de Estados Unidos, donde se denunciaban las restricciones, sobre todo políticas, a las que estaban sometidas las mujeres: no poder votar, ni presentarse a elecciones, ni ocupar cargos públicos, ni afiliarse a organizaciones políticas o asistir a reuniones políticas.

Nueva Zelanda fue el primer país en reconocer el Derecho al voto en el año de 1893. De hecho, es uno de los países gobernados por una mujer en la actualidad, con Jacinda Ardern como Primera Ministra desde 2017.

Voto de la mujer en México y en España

Tanto los partidos conservadores como los progresistas en México y en España se resistían a reconocer este derecho de manera sencilla durante años, así como el derecho a participar en política.

Argumentaban que los derechos políticos de la mujer no eran compatibles con su condición de madres y amas de casa. Se infundía el miedo de que la libertad política de las mujeres conduciría a la ruptura de las familias y a la desatención de los hijos, como de algún modo insinúan algunos sectores reaccionarios en la actualidad.

También se les consideraba incapaces de decidir coherentemente por una supuesta condición innata de seres histéricos y no racionales.  Siguiendo este razonamiento, se llegó a plantear la limitación de edad en que las mujeres pudieran votar. Las mujeres tendrían derecho a votar hasta que cumpliesen los 45 años, edad en que eran capaces de decidir racionalmente sin dejarse llevar por la histeria y las emociones. Se creía que la llegada de la menopausia daba a la mujer la serenidad necesaria para poder decidir.

La izquierda también presentaba sus reticencias con el argumento de que las mujeres estaban alienadas por las ideas conservadoras de la Iglesia Católica y de sus maridos, por lo que su elección no sería libre y democrática.

Tanto España como México tardaron varias décadas más para reconocer este derecho a sus ciudadanas.

España

Las mujeres no pudieron votar en las elecciones de 1931, pero sí ser elegidas como representantes políticas. Durante la Segunda República, Clara Campoamor impidió que se excluyesen a las mujeres de las cuestiones políticas con un argumento esencial: no se puede construir una democracia sin la mitad de la ciudadanía. Así consiguió que se reconociera en 1931 el derecho a sufragio femenino, ejercido por primera vez en 1933. 

Esta victoria tuvo poca trayectoria con la llegada de la dictadura. No fue hasta la muerte de Francisco Franco que se recuperó el sufragio universal, plasmado en La Constitución de 1978.

México

Los primeros connatos del sufragio femenino en México surgieron a nivel local en Yucatán y en San Luis Potosí en los años ‘20.

Posteriormente, en el año 1937, en otro intento que parecía que iba a ser el definitivo, el presidente Lázaro Cárdenas envió al Congreso la iniciativa para la Reforma del Artículo 34 de la Constitución a fin de que las mujeres pudieran ejercer su derecho a nivel federal. Fue el Partido Nacional Revolucionario (antecesor del PRI) el que argumentó que las mujeres estaban demasiado influenciadas por las opiniones de la Iglesia Católica y la reforma no progresó.

Sin embargo, en las elecciones municipales las mujeres estuvieron representadas mucho antes de que se les reconociera el derecho a elegir a sus gobernantes.

Por fin, el 17 de octubre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales que reconocieron el derecho al voto por parte de las mujeres, que en 1955 acudieron por primera vez a las urnas.

Faltan mujeres en puestos de poder

Han pasado muchos años desde que las mujeres tenemos derecho pleno a la ciudadanía en España y en México.  Sin embargo, aún tenemos una representación limitada en las instituciones y en los puestos de poder.  Aún parece lejano el día que una mujer se presente como candidata a la presidencia en México y en España. Parte de la solución a nuestros problemas podría pasar por la llegada a la presidencia de una figura femenina. O quizá sería síntoma de haber conseguido derribar barreras que aún impiden una auténtica igualdad de derechos.