La llegada del euro en sustitución de las pesetas ha tenido un papel importante en los cambios que pueden observarse en Madrid desde la entrada del nuevo siglo: las tiendas de “todo a cien”, las horas de apertura y cierre de tiendas, el cambio estético de barrios castizos, la construcción de las Cuatro Torres y los confines de la propia cuidad. Ángeles Garrido, autora de esta crónica mestiza, advierte de las desigualdades provocadas por muchas de las políticas que buscaban hacer de Madrid esta ciudad cosmopolita, aunque reconoce que Madrid continúa siendo la ciudad abierta que ella encontró. 

Por Ángeles Garrido.

MADRID, España.- Llegué a Madrid con el comienzo del siglo XXI, un nuevo siglo y para mí una nueva etapa.

Madrid entonces se presentaba como una ciudad cosmopolita con grandes expectativas. En esta época, José María Álvarez del Manzano, del Partido Popular, ocupaba el cargo de alcalde de la ciudad, las pesetas seguían en curso y los “botellones” (beber alcohol en lugares públicos) aún estaban permitidos.

Era una ciudad en expansión. El crecimiento económico de España se reflejaba en el crecimiento de la construcción y, por ello, llegaban inmigrantes atraídos por la abundancia de trabajo en este sector.

El 2001 fue un año en que ya se hablaba de precios en euros y pesetas de manera simultánea.  El 1 de enero, la moneda europea entró en circulación como moneda oficial. Durante unos meses se podía pagar en ambas monedas.

Así surgieron las eurocalculadoras que nos permitían transformar los precios en pesetas en su equivalente en euros y viceversa. Podíamos comprar estas calculadoras en las tiendas a las que hoy llamamos “chinos”, entonces conocidas como las tiendas del “todo a cien”, o los “cuatro reales” o “los veinte duros” en referencia al precio de los artículos que vendían a 100 pesetas. Así, con la entrada de la nueva moneda, estos negocios pasaron a ser las tiendas de “todo a un euro”.

Este cambio de denominación de las tiendas hacía evidente que existía una inflación con el redondeo que equiparaba 100 pesetas a un Euro, aunque el cambio equivalía a 166 pesetas por un euro.

Foto: José Luis Cernadas Iglesias

El aspecto geográfico de la ciudad también ha cambiado mucho.  La Plaza de Castilla era la “frontera norte” de la ciudad.  Los autobuses urbanos paraban ahí y no seguían más allá.

Posteriormente, con el inicio de la construcción de Las Cuatro Torres en 2004 y su inauguración en 2009, la zona norte de la ciudad comenzó a poblarse y la frontera de Plaza de Castilla se desplazó hasta el Nudo Norte. Estas imponentes torres ahora forman parte del skyline de la ciudad, un lugar de interés turístico que forma parte de la ruta 2 del itinerario del recorrido del Madrid Moderno  en el autobús turístico de la ciudad.

Hace veinte años, la Gran Vía era el centro neurálgico de los cines y teatros.  Las grandes salas de proyección que durante todo el siglo XX estrenaron grandes obras cinematográficas han sido sustituidas por tiendas y comercios. Muchos de estos cines se han convertido en tiendas de ropa. Las aceras o banquetas de esta avenida, siempre repletas de viandantes, eran mucho más estrechas. De tránsito lento para los peatones en la actualidad, antes era como avanzar en un río contra corriente.

El transporte público en Madrid era y sigue siendo de los mejores del mundo.  Madrid es una ciudad que se disfruta y a la que se puede acceder en metro, autobuses y trenes de cercanías.  Es mucho más complicado traer coche al centro.

Durante los años que llevo en Madrid se inauguró la estación de Cercanías de Sol. El proyecto que en principio se denominó de manera despectiva “El túnel de la risa” permite que personas que viven en el extrarradio puedan acceder al centro de Madrid en menos de 30 minutos y facilita el flujo de turistas que pueden acceder al centro desde el aeropuerto.

Horarios de apertura y cierre de comercios

Hace unos años corrías el riesgo de quedarte sin comer si por despiste retrasabas la hora de la comida hasta después de las cuatro. “Lo siento la cocina está cerrada…”, y así terminabas en la hamburguesería americana o comprando una barra de pan para hacerte un bocadillo.

Los domingos eran los días de asueto para los comerciantes, autónomos y el resto de personas. La siesta ha dejado de ser una tradición y ahora son muy pocos los negocios que cierran a la hora de la comida. Hoy en día casi todos los grandes almacenes permanecen abiertos de manera ininterrumpida y abren todos los domingos del año.

El botellón: beber alcohol en espacios públicos

La prohibición del botellón, como se denominaba a la reunión de jóvenes en espacios públicos con bebidas alcohólicas, supuso otro de los cambios drásticos recientes. Entre otros motivos, se buscaba que la gente de las zonas del centro pudiera dormir. Aunque era un recurso económico para el ocio de estudiantes, también era una causa de múltiples denuncias y problemas. Estas reuniones, además de no respetar los horarios de sueño de los vecinos por el ruido que producían, dejaban las calles y plazas en un estado de suciedad lamentable. El ayuntamiento de Madrid decidió en 2002 prohibir el consumo de alcohol en las calles y zona públicas con excepción de las fiestas patronales durante las cuales se levanta esta prohibición.

Desconfianza a la hora de alquilar

En el 2001, la mayoría de los pisos y las casas eran alquiladas directamente por los propietarios.  Ellos administraban sus propiedades, que en su mayoría eran pisos amueblados que se alquilaban a estudiantes. Comenzaban a surgir las agencias inmobiliarias a ofrecer sus servicios. Pero tanto los inquilinos como los propietarios los encontrábamos como un intermediario incómodo que se aprovechaba de las circunstancias. La relación directa entre propietarios e inquilinos se había basado en la confianza y en la buena voluntad.

De barrios castizos a barrios cosmopolitas

Los barrios de Chueca y La Latina se han transformado radicalmente.  Han pasado de ser barrios castizos a ser los barrios más cosmopolitas de la ciudad.  Esto fomentado y aupado por la gentrificación de los barrios, que se refiere a la transformación de un espacio urbano a partir de la reconstrucción o rehabilitación que provoca un aumento en los precios de los alquileres y una revalorización de toda la economía del barrio, con la consecuente expulsión progresiva de gente que no puede mantener ese nivel de gastos.

La M-30 y el extrarradio

La M-30 de hace años transcurría al borde del Río Manzanares, con una separación de árboles entre el tráfico que iba hacia el norte y el que iba hacia el sur. El soterramiento de la M30 y la creación de Madrid Río han permitido que los madrileños tengamos un lugar de esparcimiento que, unido al Retiro y a La Casa de Campo, nos proporciona una opción más para poder disfrutar  de actividades al aire libre.

La M30 era y sigue siendo la frontera limítrofe entre Madrid y el extrarradio, donde vive cada vez más gente ante los sueldos actuales y el aumento de los precios . Esto ha derivado en la expulsión de los madrileños hacia lo que antes eran considerados pueblos limítrofes de la ciudad.  Móstoles, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de Ardoz, se han convertido en ciudades dormitorio y han dejado de ser los pueblos de la periferia. El centro de la ciudad se ha convertido más una zona de alquileres temporales para turistas, dejando atrás barrios tradicionales.

Muchas de las políticas que buscaban hacer de Madrid esta ciudad cosmopolita han marginado a la población local y creado mayor desigualdad.  Confío en que los nuevos políticos favorezcan un crecimiento que cuente con la población local y que permita acceder a una vivienda digna a un precio asequible en el centro de la ciudad. Por ahora, Madrid sigue siendo un lugar lleno de diversión, cultura y abierto a los que deciden venir.


Fotos: Carlos Miguélez Monroy