Carlos Reygadas visitó la Casa de México para finalizar el ciclo de cine ‘Punto de foco’, dedicado a sus trabajos. En entrevista con Espacio Méx, el director de cine mexicano habla de sus métodos de trabajo, de la hegemonía del cine de entretenimiento y del valor documental del cine al margen de la voluntad del director.

 

MADRID, España.- Desde el mes de febrero la Casa de México en España ha proyectado las películas del director mexicano Carlos Reygadas dentro del ciclo de cine “Punto de foco”. El propio artista ha visitado la Casa y participado en coloquios y actividades sobre sus trabajos, además de finalizar el ciclo con la proyección de su última película, Nuestro Tiempo, el último paso hasta ahora de una larga carrera que comenzó alejada del mundo de cámaras y focos.

Carlos Reygadas estudió Derecho Internacional en la Ciudad de México y en Londres, pero su pasión por el cine pronto le alejó del mundo del derecho y de las relaciones entre países.

“A mi me gustaba lo que hacía en derecho pero no me gustaba la vida de abogado. Entonces pensé que el cine me gustaba mucho desde que tenía 17 de años y creí que tenía que parar todo e intentar hacer películas para ver si podía hacerlo”, cuenta en entrevista con Espacio Méx. Comenzó a trabajar con gente de la Escuela de Cine de Bruselas y realizaron varios cortos hasta que en el año 2000 salió a la luz su primera obra, Japón. La obra recibió Mención Especial de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes de 2002.

El director aprendió a hacer cine viendo películas. Reconoce que le cuesta saber cuáles le enseñaron más, pero destaca Viaje a Italia de Roberto Rossellini, Bad lieutenant, de Abel Ferrara o las primeras películas de Carlos Saura, como La caza. Afirma que el cine que más le interesa como director y como espectador es el “no codificado”.

No creo que el cine sea una serie de herramientas para ilustrar historias, si no que es un arte, una presencia del sonido, de lo visual y del tiempo donde se inscriben.

La hegemonía del cine de entretenimiento

Para hacer accesible este tipo de cine, Reygadas fundó ND Mantarraya, una distribuidora que difundió clásicos, películas de Michael Haneke y Bruno Dumont, entre otros. Pero desgraciadamente, el director nos comunica que han decidido cerrar. “No se puede sostener más tiempo. El cine de entretenimiento arrasa cada vez más”.

A pesar de que la tecnología y las nuevas plataformas de streaming parecen hacer más accesible todo tipo de cine, Reygadas sostiene que parece más fácil de lo que es.

“En las plataformas te presentan cines supuestamente de arte pero está disfrazado. La mayoría de la gente da por descontado que Internet es la libertad y que ahí encuentras todo. Pero de esta manera te manipulan más fácilmente y te dan solamente un tipo de cine, aunque creas que te lo están dando todo”, dice el director.

La gente cree que el debate está entre  pantalla de cine o pantalla de televisión. Pero ese es un falso debate. El tema terrible es la homogeneización y el funcionamiento hegemónico de un sólo tipo de cine, que puede manifestarse en su versión artística o en su versión de entretenimiento más puro y duro. Pero todo pertenece a una familia muy identificada.

El artista afirma que incluso los grandes festivales, que siempre se han entendido como instituciones para todo tipo de cine, ya están empezando a ser vencidos por el tema dominante hegemónico. Bromea diciendo que el hogar para el cine que se aleje de esta tendencia acabará siendo “las ratoneras y los dormitarios.

El cine como artesanía

En sus películas, Reygadas siempre trabaja con actores no profesionales.

“Me interesa el cine de la presencia no de la representación”, dice.

Para él, sus películas deben estar lo menos relacionadas posibles con referencias externas, algo que es imposible con el “sistema de estrellas” o trabajando con actores reconocidos.

Reygadas utiliza guiones gráficos, una previsualización de la película que plasma en dibujos. En 2012 recopiló estos guiones en el libro Luz, que recogía las ilustraciones de trabajos como Japón, Batalla en el cielo o Luz silenciosa. El director relata cómo necesita estos dibujos para hacer una especie de montaje previo que compara con los planos maestros de un arquitecto.

Imágenes:

Su último trabajo, Nuestro tiempo, finalizará el ciclo de “Punto foco” en la Casa de México. El film se estrenó en el Festival de Cine de Venecia de 2018. Su anterior obra, Post Tenebras Lux, se había presentado con el Festival de Cannes, al que le une una larga historia desde su primera gran película. La cinta cuenta la historia de una familia cosmopolita en una ganadería de toros bravos en el campo de Tlaxcala. El mismo director protagoniza la película junto con su esposa. Sobre cómo resultó trabajar en un ambiente tan familiar Reygadas afirma que “el cine es artesanal y todo artesano trabaja con lo que tiene a mano y con lo que son sus herramientas personales”.

Así trabajo de una manera alejada de la industria y muy cerca a la artesanía

El valor documental del cine

Todos los trabajos del director están ambientados en México, pero sostiene que las películas no tienen la intención explícita de reflejar las realidades del país.

“No soy un propagandista, ni trabajo para la oficina de turismo. Para mí es como si tú haces una película en casa de tu abuelita y luego en el parque donde ibas a jugar, o al pantano, eso es porque será importante para tu película”. Pero también explica que al rodar surge un “subproducto”, que muestra el poder documental del cine para acercarnos a los sitios, la forma de ser de la gente e incluso las fisonomías.

“Yo estoy tratando de compartir otras cosas y como subproducto se muestra eso”, explica.

Afirma que ésta es una de las cosas que hacen hermoso al cine.

“Si piensas en una película como La gran comilona, francesa, habla de comida y de unos hombres en una situación curiosa, pero el valor documental irremediable del cine está presente y es increíble. Al principio ves París por fuera y te das cuenta de cómo ha cambiado el mundo, cómo era en esa época y Francia tenía un sabor único”.

Eso es lo que me parece una de las cosas más maravillosas y mágicas del cine. El hecho de que documenta al margen de la voluntad de quién lo hace


Imágenes: Marta Maroto