El 7 de noviembre de 1907 el ferrocarrilero Jesús García Corona sacrificó su vida para salvar miles de vidas en el pueblo de Nacozari de García, en Sonora. Cada año, en el aniversario de su proeza, se celebra el Día del Ferrocarrilero en México en honor al “héroe de Nacozari”. Ernesto Ibarra, uno de los mayores expertos en este pueblo minero marcado por la historia, nos cuenta qué ocurrió ese día y cómo ha trascendido durante 111 años.

MADRID, España.- Cada 7 de noviembre se celebra el Día del Ferrocarrilero en México, uno de los días que entrañan una de las historias más épicas y trágicas del último siglo en el país. Esta celebración se debe al ferrocarrilero José Jesús García Corona, conocido en México como “El héroe de Nacozari”, que con tan sólo 25 años dio su vida para salvar al pueblo de Nacozari de García, Sonora.

Pese a ser uno de los iconos del pueblo, García Corona nació en la capital de Sonora, Hermosillo, aunque llegó muy joven a Nacozari, a principios del siglo XX. Así lo cuenta a Espacio Méx Ernesto Ibarra, uno de los mayores expertos en la historia de Nacozari y autor del libro Nacozari de García, tres siglos de historia y minería.

Toda su familia se trasladó a este pueblo minero en busca de mejores condiciones laborales. Doña Rosa Corona, su madre, abrió un restaurante para sostener a la familia después de que su marido y padre de Jesús, Don Francisco García, muriera durante el viaje.

A pesar de no tener la mayoría de edad, Jesús García Corona consiguió un puesto pequeño en la empresa local de ferrocarriles con la esperanza de llegar algún día a conseguir su sueño; ser ferrocarrilero. Con los años fue ascendiendo, pasando por el puesto de fogonero, hasta llegar a ser maquinista. Todo un logro cuando este trabajo se reservaba a extranjeros, principalmente estadounidenses y alemanes.

Locomotora N.2 que conducía Jesús García en 1900. Fotografía: Arizona Historical Society

Un accidente que se convirtió en leyenda

El 7 de noviembre de 1907 cambió para siempre el destino del pueblo de Nacozari, que aún no se llamaba Nacozari de García. Ese día, el encargado de las máquinas se encontraba enfermo y es Jesús García quien queda al cargo de operar la locomotora que salen del pueblo a la mina, localizada en un pueblo aledaño llamado Pilares.

Tras varios trayectos durante la mañana Jesús García regresaba a su casa a la hora del almuerzo. Más o menos a la una de la tarde llegó un comunicado de la mina a Nacozari pidiendo más material explosivo. Por un error de logística, los trabajadores habían colocado varias toneladas de dinamita en los dos vagones que estaban justo detrás de la locomotora, que en aquella época funcionaba a base de carbón. El escape de la locomotora se encontraba dañado y no tenía el alambre que evita el escape de las brasas. Cuando empezaron a atizar la caldera de la locomotora, saltaron chispas por esta fuga que, empujadas por el aire, cayeron en los vagones cargados con dinamita y las cajas que la contenían comenzaron a incendiarse.

Cuando el equipo de la locomotora percibió el humo que comenzaba a surgir de los vagones, la locomotora ya estaba en movimiento y los intentos por apagar el incendio resultaban inútiles: el río estaba demasiado lejos y cuando intentaron levantar las cajas para sacarlas de los vagones las llamas se avivaron por el aire. Por la localización de la locomotora, muy cerca de un enorme almacén de pólvora, varios tanques de gas y laboratorios químicos, una explosión causaría una reacción en cadena que costaría miles de vidas.

“Y es en este momento cuando Jesús García toma la decisión que lo va a inmortalizar en la historia”, cuenta Ernesto Ibarra. El joven ferrocarrilero le pide a la tripulación que abandone el tren y comienza a dirigir la máquina fuera del pueblo. La explosión es inevitable, pero lo que pretende es que la locomotora estalle lo más lejos de las entre 4.000 y 5.000 almas de Nacozari.

José Romero Moreno, un joven fogonero de 18 años, era el único que se quedaba junto a García. Las llamas cobraban cada vez más fuerza y la máquina se dirigía hacia una pendiente llena de curvas que hacían necesario que alguien controlara los mandos para evitar que el tren descarrilara. Jesús García tuvo que permanecer dentro de la locomotora para controlarla.

Unos momentos después pedía al fogonero que abandonara el tren. Entendía que no era necesaria la pérdida de dos vidas y así se lo dice a José Moreno, que saltaba para refugiarse en una alcantarilla.

Según el parte oficial, la locomotora continuó su camino hasta que, a las 14:20 pm, a la altura del kilómetro seis de la vía de Nacozari, estalló, lo que provocó una explosión que se escuchó a unos 10 kilómetros a la redonda. Los restos de los vagones cayeron sobre los tejados de las casas y, como consecuencia, murieron 11 personas. Pero el sacrificio de este joven veinteañero, que salvó miles de vidas, comenzaba ya a hacer eco en la historia de México.

Funeral de Jesús García Corona el 8 de noviembre de 1907. Forografía propiedad de John Bartlett

111 años de agradecimientos y homenajes

Jesús García fue reconocido como héroe casi de inmediato, uno de los pocos héroes civiles en el país que han conseguido este logro. La noticia llegó muy rápido a Estados Unidos, por tratarse de un pueblo fundado por una empresa estadounidense. A los dos días la historia del héroe de Nacozari fue publicada en The New York Times. Y en menos de un año Jesús García Corona se convirtió en el primer mexicano en recibir la American Cross of Honor, entregada en Estados Unidos a las personas fallecidas por salvar vidas humanas.

El héroe de Nacozari es uno de los grandes orgullos de este pueblo, que pasó a llamarse, en 1909, Nacozari de García en honor a su salvador.

Durante más de un siglo se han celebrado actos solemnes cada 7 de noviembre para recordar a Jesús García en Nacozari de García y en todo México:

En 1981, para conmemorar los 100 años del nacimiento de Jesús García, el congreso del estado expidió un decreto por el cual se inscribe con letras de oro el su nombre en el recinto legislativo del congreso del estado de Sonora.

En todo México existen al menos de 300 planteles con el nombre de Jesús García o héroe de Nacozari, según cifras de la Secretaría de Educación Pública.

Su figura no sólo es admirada y respetada en México. En Estados Unidos también se conoce su nombre y ha recibido varios reconocimientos como formar parte del salón de la fama de la minería desde 2001. Y en 2017, como homenaje a los 100 años, se declaró el día de Jesús García en Phoenix, Arizona.

Desde 1919 los restos del héroe de Nacozari reposan en un monumento a su memoria en el pueblo como recordatorio de un acto épico de 111 años que sigue en la memoria de todos los mexicanos y en especial de los descendientes de los miles de habitantes de Nacozari de García.

El monumento al héroe Jesús García, flanqueado por el imponente edificio de piedra cantera que albergaba las oficinas centrales de la Moctezuma Copper Company
Imagen: Ramón Ortiz