La cantautora María Moctezuma acaba de volver a México tras una gira europea que la llevó a España, Italia, Alemania, Suiza y República Checa. Su voz surca los tiempos con una música que suena a Caifanes, a Chavela Vargas y a artistas contemporáneos que la han marcado en su proceso artístico, pero también a sonidos de la música prehispánica que tiene garantizada su supervivencia con fervientes defensoras como ella de las culturas originarias.

Fotogalería: Entrevista en Madrid a María Moctezuma

Música: Perfil de Spotify de María Moctezuma

MADRID, España.- Se le llama Sonido Raizoso al género musical con el que la artista María Moctezuma fusiona cosmogonías ancestrales con ritmos del presente. Mezcla ritmos prehispánicos con ritmos andinos, cumbias a las que considera parte del folklor mexicano y huapangos que se entrelazan con ritmos de rock, de flamenco y de otras músicas. Esta artista maneja con maestría la guitarra mientras incorpora instrumentos tradicionales autóctonos como las ocarinas de barro.

Sus canciones hablan de tradiciones como el Día de Muertos y otras del mundo maya que tanto admira desde su mudanza a Yucatán desde Tabasco, donde nació. Intercala pasajes del Popol Vuh con otros elementos de la cultura de los pueblos indígenas de México que tanto lee gusta. Dedica una de sus canciones a la historia real de Jacinta, una mujer encarcelada durante tres años por negligencias e injusticias de México.

“Luego salió y se disculparon diez años después. También hablo de los maestros de la tierra, de Kukulkán y las deidades prehispánicas, de Frida Kahlo, de seres que han dejado huella, de temas personales y de locuras mías. Otro tema que trato es el de los inmigrantes”, dice Moctezuma en referencia a su canción Mojado, que grabó en la frontera de Tijuana con Estados Unidos como se puede apreciar en el propio video del tema.

Inicios de María Moctezuma

Nació y creció en Tabasco. Su padre trabajaba en el sector del petróleo y su madre trabajaba en casa. Recuerda Moctazuma que le gustaba la música desde muy pequeña; a los 10 años empezaba a oír a Pantera y a otros grupos de metal pesado que chocaban con la música eclesiástica de su educación formal y católica.

Canalicé mi amor a la música a través en un coro de la iglesia”, recuerda. Aunque no empezó con la guitarra hasta los doce años con un profesor particular que le daba forma a sus creaciones, ya antes componía canciones.

Muy joven formó grupos para cantar en bares covers de Alejandra Guzmán, Soda Stereo, Metallica y diversos grupos de Ska y Rococó. Su abanico de referentes abarcaba desde Enrique Bunbury hasta Björk, pasando por Steven Tyler, cantante de Aerosmith al que admira como intérprete, Chavela Vargas por su pasión, Lila Downs por su proceso artístico y por cómo no deja de emerger, Paco de Lucía, Carlos Santana, Iron Maiden, Metallica, Café Tacvba, El Tri, la Maldita Vecindad y Natalia Lafourcade. Más allá de la música, asegura que dedica tiempo a observar sus procesos creativos. Le cambió la vida cuando en 2005 se mudó a Mérida, en el corazón del mundo maya.

Mérida y el rescate de las culturas nativas

En Yucatán hay un rescate de culturas nativas muy hermoso”, dice la cantante mexicana en referencia no sólo de las lenguas, sino también de la jarana yucateca, un género musical que combina la música española con ritmos indígenas maya.

La jarana no es sólo el instrumento del son jarocho, sino un género musical. Me encantó ese movimiento folklórico, ese mestizaje que me inspiró en esto del sonido raizoso por lo viva que están la música y los sonidos, hasta tal punto de hacerte sentir la raíz de donde vienes.

Para esta cantante la música implica la responsabilidad de ofrecer contenido que a todo el mundo le sirva para algo, como a ella le ha servido para hablar de la raíz de la cultura. Canciones como Mujer maíz, que incorpora ritmos autóctonos, permiten rescatar la cultura cuando, desde su punto de vista, no tenemos registro de la música prehispánica o de su cultura en general. Se refiere al códice de Madrid, uno de los tres del mundo maya que existen junto al de París y el de Dresde.

A la gente le apasiona su propia raíz, pero estamos tan occidentalizados que no somos conscientes de ello.

Así explica su utilización de instrumentos de barro, ocarinas, jaguares y otros que han sido despojados de su función musical para convertirse en elementos decorativos a pesar de tener sus propias escalas musicales como lo demuestran diversos estudios que descubrieron una escala maya que no está basada en la clásica.

El acomodamiento de las notas es diferente. Rescatar toda esta maravilla supone inyectarle al público el orgullo de la raíz. Somos de todos lados”, dice al referirse a su primer apellido, Graillet, que proviene de Francia, y Moctezuma, asociado a uno de los últimos emperadores aztecas.

Nuevas plataformas para impulsar talentos emergentes

La artista mexicana ve con buenos ojos la irrupción de plataformas como Spotify en un escenario musical donde lo femenino aún encuentra mayores dificultades desde su punto de vista. Además, los artistas de productoras más independientes cuentan con menores apoyos para proyectos de arte que en los, como ella, trabajan con sus propios grupos de músicos, de producción y de difusión.

Considera esperanzador el panorama musical actual. Destaca a Bomba Stereo y a la Mala Rodríguez entre otros, aunque advierte de la falta de contenido enriquecedor en gran parte del reggaetón y del escenario comercial que prevalece en los grandes medios de comunicación. Por ahora, Internet le permiten darse a conocer por las nuevas plataformas y por nuevos medios que ven la importancia de apostar por talentos como ella.