El FMI, la OCDE y la Comisión Europea se alían para defender intereses y fortunas de quienes se dicen patriotas y que luego perjudican a jubilados y trabajadores con un poder adquisitivo cada vez menor, según el periodista Xavier Caño Tamayo.

Por Xavier Caño Tamayo.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha reafirmado su voluntad de mantener el poder adquisitivo de las pensiones según el Índice real de Precios al Consumo (IPC). Tal decisión le obliga a abonar una paga compensatoria a final de año a los pensionistas, como se hacía antes, pues la evolución de los precios ha sido peor de la prevista. El abono de la paga compensatoria, anunciado por el ministerio de Trabajo, forma parte de los acuerdos del Partido Socialista (PSOE) con Unidos Podemos. Las pensiones aumentaron en 2018 un 1,6%, pero la tasa anual del IPC era a finales de octubre un 2,3%. De ahí la necesidad de esa paga compensatoria. Mantener el poder adquisitivo de las pensiones según el IPC y aplazar hasta 2023 el cálculo de las pensiones según la esperanza de vida son medidas conocidas sólo hace unos días.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE recomendaban al gobierno justo lo contrario. Insisten en que el gobierno no ceda a las reclamaciones de los jubilados, que de modo intermitente se manifiestan masivamente en las principales ciudades españolas. El FMI propone además desvincular las pensiones del IPC, lo que significa rebajar las pensiones y la OCDE propone además retrasar la jubilación según la esperanza de vida, lo que significa tardar más en jubilarse así como rebajar las nuevas pensiones. Es como si la minoría rica dominante y los gendarmes a su servicio (FMI, OCDE…) hubieran dispuesto una cantidad limitada e inamovible para pensiones y, como los pensionistas vivirán más años, cobrarán menos porque hay que repartir el dinero de las pensiones durante más años… No hay duda al servicio de quien están esas entidades que ninguna ciudadanía ha votado en elección alguna.

La perjudicial austeridad presupuestaria

Además, el FMI lleva décadas imponiendo sus recetas de austeridad presupuestaria a los países “en vías de desarrollo”, cansino eufemismo para designar países con población empobrecida pero bastante ricos o muy ricos en recursos, sobre todo materias primas. Lo único que ha conseguido el FMI con sus medidas neoliberales ha sido empobrecer a las poblaciones de América Latina, África y Asia. Sin embargo, últimamente el FMI también ha impuesto programas económicos de austeridad y recortes a países europeos, sobre todo del sur de Europa, a pesar del fracaso de sus políticas de austeridad y rebaja del déficit. El pretexto aducido ha sido afrontar la crisis económica para dizque asegurar un crecimiento económico… que no llega nunca a buen puerto.

Las rebajas de derechos sociales que suponen los forzados recortes presupuestarios y la insana pasión por reducir el déficit público son una prioridad de la contraofensiva conservadora neoliberal que se inició en los años ochenta del siglo pasado. Lo que en verdad busca es que la minoría de los que más tienen y más riqueza acumulan paguen menos impuestos. Lo explicó el historiador JosepFontana en su magna historia contemporánea, Por el bien del imperio: “Un punto fundamental del programa conservador era y es acabar con la carga de impuestos que los más ricos pagaban desde la II Guerra Mundial para, según proclama el Partido Republicano de Estados Unidos, respetar el derecho de los individuos a gastar como quieran el dinero que ganan porque es bueno para el crecimiento económico.  La crisis que estalló en 2008 ha demostrado la falacia de las tesis de la minoría rica.

Desde los ochenta del siglo pasado, la minoría rica pasó de pagar una carga de impuestos del 62% en los años setenta del siglo XX al 42% en 1991, además de imponer la reducción del déficit y del gasto público. Forzada rebaja que se ha traducido en recortar o incluso suprimir servicios y prestaciones sociales que permiten una vida digna mínima a mucha gente. La contraofensiva conservadora impone además privatizar las empresas estatales, convertir en negocios privados servicios públicos que garantizan derechos humanos y que campe una desregulación sin freno. Es decir, suprimir normas y reglas ‘porque atentan contra la libertad de empresa (?) para entronizar la seguridad jurídica de la propiedad, una propiedad privada ‘sagrada e intocable’.

A las reaccionarias posturas del FMI y la OCDE se suma la de la Comisión Europea. Sus informes hacen recomendaciones específicas a los países miembros. Por ejemplo, defender la nefasta reforma de las pensiones públicas que perpetró el gobierno del Partido Popular en España. El FMI también pide al gobierno del PSOE que mantenga la reforma laboral del PP. Una reforma que ha aumentado la precariedad laboral, los bajos salarios, la desigualdad y el porcentaje de asalariados con contrato laboral… pero pobres. Recordémoslo. En España casi el 15% de los hogares, donde al menos uno de sus miembros trabaja y cobra un salario, viven bajo el umbral de la pobreza, según la misma OCDE. El porcentaje más alto en países industrializados salvo Turquía.

Además, los trabajadores en España no cesan de perder poder adquisitivo según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En 2017, los salarios reales bajaron en España aunque la economía creció un 3,1%. Los salarios subieron 2 ridículos euros, pero la inflación los redujo un 2%. Según la OIT los salarios en España han bajado en los últimos años un 4%, a pesar de la cacareada recuperación económica.

Al mismo tiempo que millones de asalariados y asalariadas en España han de hacer otro agujero en el cinturón por la pérdida de poder adquisitivo, recordemos a título de inventario que una empresa de inteligencia artificial, propiedad de los muy patriotas JoséMaría Aznary su esposa AnaBotella, captó 68 millones de euros (78 millones de dólares) en la guarida fiscal de Bermudas, el paraíso fiscal más agresivo del mundo segúnOxfam Intermón. En estas guaridas fiscales, antes denominadas ‘paraísos’, la minoría rica oculta su fortuna para no pagar impuestos. Ese es el patriotismo de esa minoría.