El informe anual elaborado por Reporteros Sin Fronteras ha registrado 80 asesinatos, 348 encarcelamientos y 60 secuestros de periodistas en 2018. La organización denuncia la falta de protección a los profesionales en México, donde los periodistas deben convivir con la violencia y las amenazas para ejercer sus trabajo.

 

MADRID, España.- La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha publicado su balance anual de las agresiones contra periodistas en el mundo. El informe recoge y analiza los casos de asesinatos, agresiones, secuestros y encarcelamientos contra los profesionales de la información. Este año se han registrado 80 asesinatos de periodistas en el mundo.

Entre los países que no se encuentran en guerra formal, México se ha convertido el país más peligroso para los periodistas, con nueve asesinatos en el año, aunque Afganistán lo supera en número de víctimas, con 15 periodistas asesinados, seguido por Siria, con 11.

Una de las sorpresas del informe es la aparición de Estados Unidos entre los países más mortíferos después del tiroteo contra la redacción de The Capital Gazette.

Los actos violentos contra los periodistas alcanzan un nivel inédito este año: todos los indicadores están en rojo”, afirma Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros Sin Fronteras.

Los datos reflejan un aumento continuado del número de víctimas. En los últimos tres años el número de asesinatos se había reducido pero en 2018 han experimentado un aumento del 15%. Imágenes: Reporteros Sin Fronteras

Varias de estas muertes han causado gran repercusión en los medios de comunicación. Tal ese el caso de Jamal Khashoggi, columnista saudí asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, Turquía; y Jan Kuciak, un joven periodista eslovaco asesinado mientras investigaba varios casos de corrupción.

En México, la muerte del periodista Juan Carlos Huerta también generó un eco que llegó hasta España, donde La Federación de Asociaciones de Periodistas de España se unió al llamamiento internacional para exigir al gobierno mexicano el empleo de todos de sus recursos para detener a los culpables.

Estos son sólo tres de los nombres de 63 periodistas profesionales que han perdido la vida por ejercer su profesión. La cifra alcanza las ocho decenas si sumamos a los 13 periodistas ciudadanos y a los 4 colaboradores de los medios de comunicación.

Secuestros y encarcelamientos

El documento también enumera los informadores que están encarcelados, unos 348. Este total supone 22 encarcelamientos más que en 2017. Los afectados se encuentran en cinco países: Arabia Saudita, Irán, Egipto, Turquía y China. Este último es la mayor cárcel del mundo para periodistas, según RSF.

Los periodistas secuestrados también han aumentado en 2018 hasta alcanzar los 60, 59 de ellos están retenidos en Siria, Irak y Yemen. Seis de ellos son periodistas extranjeros.

En México, las amenazas y los secuestros, también llamados “levantamientos” obligan a muchos periodistas a trabajar de manera conjunta, resguardados por el anonimato. Muchos se ven obligados a exiliarse para salvar sus vidas, como es el caso de Luis Daniel Nava y Jacob Morales (Seguir leyendo) o de Carlos Manuel Juárez (Seguir leyendo).

“El odio a los periodistas manifestado por líderes políticos, religiosos y hombres de negocios sin escrúpulos tiene consecuencias dramáticas y se traduce en un aumento muy preocupante de las violaciones de los derechos de los periodistas. Estos sentimientos de odio, multiplicados a través de las redes sociales, se usan para legitimar las agresiones y debilitan, poco a poco, cada día, el periodismo y, con él, la democracia”, sostiene Deloire.

Este año se han registrado 80 asesinatos de periodistas en el mundo. Nueve de ellos se produjeron en México, lo que coloca al país como el más peligroso para ejercer la profesión entre los países en paz.

Informar sin seguridad en México

El peligro y la violencia es una constante en el trabajo de los profesionales de la información, y otros defensores de la libertad de expresión, en México. Reporteros Sin Fronteras señala que temas como la corrupción de los políticos, sobre todo locales, y el narcotráfico ponen a los periodistas en el punto de mira.

Estos trabajadores sufren intimidaciones y agresiones que quedan impunes precisamente por la corrupción que envenena el país. Además los organismos de protección a los trabajadores de la información y los defensores de los derechos humanos resultan ineficaces, como ya han denunciado varias organizaciones internacionales.

Rubén Pat solicitó ayuda a estos programas de protección y recibió un ‘botón de pánico’ y un GPS como respuesta. Fue asesinado el pasado 24 de julio. Un mes antes el periodista José Guadalupe Chan Dzib se había convertido en otra víctima. Mario Leonel Gómez Sánchez fue asesinado el pasado 21 de septiembre en plena calle después de que se anunciara una reducción de fondos para el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.